El trato que suena demasiado bien para ser verdad siempre lo es.
Jacob Orvidas es el último en una larga lista de estafadores cripto que prometió rendimientos astronómicos y entregó pérdidas totales. En 2017, reclutó a cuatro inversionistas con una propuesta irresistible: un fondo común para operar bitcoin apalancado con “ganancias proporcionales garantizadas”. Su gancho: un cliente anterior supuestamente convirtió $100,000 en $2.7 millones.
Puro humo. La CFTC investigó y lo encontró culpable de fraude puro y simple.
Cómo funcionó la estafa
Orvidas dejó pistas del esquema en sus propias palabras:
“El trading cripto es una broma. Es como imprimir dinero… Es bonito cuando tienes monedas para operar con margen porque puedes abrir un short apalancado, descargar tus bolsas y ganar dinero masivo en el short”
Esta confesión casual revela el juego sucio: no estaba tradingueando los fondos de los inversores. Estaba usando sus depósitos como liquidez personal para sus propias operaciones de corto plazo, con la garantía falsa de que todo estaba “diversificado y seguro”.
Cuando llegó la hora de pagar, Orvidas hizo lo que hacen todos los estafadores: inventó excusas. Los fondos “se perdieron en el trading”. Los spreadsheets que usó para justificar las inversiones eran fabricados de punta a punta.
El veredicto
$2 millones en restitución a los inversores defraudados
$500,000 en multas a la CFTC
Prohibición de 10 años para operar o registrarse en cualquier mercado de derivados
El mismo día, el SEC lo acusó de violaciones de valores
Ian McGinley, director de cumplimiento de la CFTC, lo resumió perfectamente: “Es un fraude de manual: tan simple y viejo como el tiempo”.
Lecciones para el inversor cripto
Este caso no es una anomalía. Es el patrón estándar de las estafas cripto:
Promesas de rendimiento anormal (>20% mensual suena a fraude)
Testimonios de casos de éxito (siempre no verificables)
Operador no registrado (SIEMPRE verificar con CFTC/SEC)
Plazos de pago indefinidos (“cuando se realice el trade”)
Presión para decidir rápido (“oportunidad limitada”)
Como dijo la Comisionada Christy Goldsmith Romero: verifica el estado de registro y desconfía de cualquier oferta que suene “demasiado buena para ser verdad”. Si no está regulada, no existe legalmente.
En cripto, la debida diligencia no es opcional. Es supervivencia.
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La Estafa de Jacob Orvidas: Cómo un Trader Prometió "Imprimir Dinero" y Desapareció con $2M
El trato que suena demasiado bien para ser verdad siempre lo es.
Jacob Orvidas es el último en una larga lista de estafadores cripto que prometió rendimientos astronómicos y entregó pérdidas totales. En 2017, reclutó a cuatro inversionistas con una propuesta irresistible: un fondo común para operar bitcoin apalancado con “ganancias proporcionales garantizadas”. Su gancho: un cliente anterior supuestamente convirtió $100,000 en $2.7 millones.
Puro humo. La CFTC investigó y lo encontró culpable de fraude puro y simple.
Cómo funcionó la estafa
Orvidas dejó pistas del esquema en sus propias palabras:
Esta confesión casual revela el juego sucio: no estaba tradingueando los fondos de los inversores. Estaba usando sus depósitos como liquidez personal para sus propias operaciones de corto plazo, con la garantía falsa de que todo estaba “diversificado y seguro”.
Cuando llegó la hora de pagar, Orvidas hizo lo que hacen todos los estafadores: inventó excusas. Los fondos “se perdieron en el trading”. Los spreadsheets que usó para justificar las inversiones eran fabricados de punta a punta.
El veredicto
Ian McGinley, director de cumplimiento de la CFTC, lo resumió perfectamente: “Es un fraude de manual: tan simple y viejo como el tiempo”.
Lecciones para el inversor cripto
Este caso no es una anomalía. Es el patrón estándar de las estafas cripto:
Como dijo la Comisionada Christy Goldsmith Romero: verifica el estado de registro y desconfía de cualquier oferta que suene “demasiado buena para ser verdad”. Si no está regulada, no existe legalmente.
En cripto, la debida diligencia no es opcional. Es supervivencia.