La historia de las burbujas económicas es básicamente un ciclo infinito: especulación → FOMO → colapso → ruina. Hoy repasamos las 5 más brutales que nos enseñan por qué no todo que sube es oro.
Tulipomanía (1634-1637): Cuando una flor costaba más que una casa
Holanda, siglo XVII. Los tulipanes eran la novedad viral de Europa, y la gente empezó a especular con bulbos como si fueran oro. Los precios se fueron a las nubes… hasta que explotó todo. Comerciantes, aristócratas adinerados, todos perdieron fortuna. Una lección temprana: la belleza no tiene precio de mercado sostenible.
South Sea Bubble (1720): El primer crash financiero moderno
Londres, 1720. La South Sea Company tenía monopolio del comercio con Sudamérica y la gente enloquecía comprando acciones. El valor se disparó sin fundamentos reales. Cuando reventó, fue desastre total: pérdidas masivas, desempleo, confianza destruida en el sistema financiero. Tardaron décadas en recuperarse.
Railway Mania (1845-1847): Todos querían ferrocarriles
Gran Bretaña enloqueció especulando con acciones ferroviarias. Los precios subían solos de puro FOMO. Cuando colapsó en 1847, no solo perdieron los especuladores: el gasto de consumidores cayó, la economía se tambaló, y la confianza en el mercado de valores se esfumó.
Crash de 1929: El “Martes Negro” que cambió todo
29 de octubre de 1929. La burbuja bursátil especulativa explotó y el Dow Jones cayó casi 25% ese día único. Pero lo peor vino después: bajó 89% en total hasta 1932. Desempleo masivo, quiebras bancarias, pobreza generalizada. Fue el inicio de la Gran Depresión, una herida que tardó años en cicatrizar.
Burbuja Puntocom (1995-2000): Internet lo va a cambiar todo (casi)
Fines de los 90, todos querían invertir en empresas punto-com (eBay, Amazon, Google, Yahoo). Los precios subían sin lógica: ingresos mínimos, valoraciones infinitas. El crash de 2000 fue brutal, pérdidas enormes, y la economía entró en recesión.
La lección universal: El FOMO, el crédito fácil y la codicia siempre tienen el mismo final. La especulación ciega no es inversión, es ruleta rusa. Y la historia lo demuestra una y otra vez.
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5 burbujas que arruinaron millones: ¿Qué aprendemos hoy?
La historia de las burbujas económicas es básicamente un ciclo infinito: especulación → FOMO → colapso → ruina. Hoy repasamos las 5 más brutales que nos enseñan por qué no todo que sube es oro.
Tulipomanía (1634-1637): Cuando una flor costaba más que una casa
Holanda, siglo XVII. Los tulipanes eran la novedad viral de Europa, y la gente empezó a especular con bulbos como si fueran oro. Los precios se fueron a las nubes… hasta que explotó todo. Comerciantes, aristócratas adinerados, todos perdieron fortuna. Una lección temprana: la belleza no tiene precio de mercado sostenible.
South Sea Bubble (1720): El primer crash financiero moderno
Londres, 1720. La South Sea Company tenía monopolio del comercio con Sudamérica y la gente enloquecía comprando acciones. El valor se disparó sin fundamentos reales. Cuando reventó, fue desastre total: pérdidas masivas, desempleo, confianza destruida en el sistema financiero. Tardaron décadas en recuperarse.
Railway Mania (1845-1847): Todos querían ferrocarriles
Gran Bretaña enloqueció especulando con acciones ferroviarias. Los precios subían solos de puro FOMO. Cuando colapsó en 1847, no solo perdieron los especuladores: el gasto de consumidores cayó, la economía se tambaló, y la confianza en el mercado de valores se esfumó.
Crash de 1929: El “Martes Negro” que cambió todo
29 de octubre de 1929. La burbuja bursátil especulativa explotó y el Dow Jones cayó casi 25% ese día único. Pero lo peor vino después: bajó 89% en total hasta 1932. Desempleo masivo, quiebras bancarias, pobreza generalizada. Fue el inicio de la Gran Depresión, una herida que tardó años en cicatrizar.
Burbuja Puntocom (1995-2000): Internet lo va a cambiar todo (casi)
Fines de los 90, todos querían invertir en empresas punto-com (eBay, Amazon, Google, Yahoo). Los precios subían sin lógica: ingresos mínimos, valoraciones infinitas. El crash de 2000 fue brutal, pérdidas enormes, y la economía entró en recesión.
La lección universal: El FOMO, el crédito fácil y la codicia siempre tienen el mismo final. La especulación ciega no es inversión, es ruleta rusa. Y la historia lo demuestra una y otra vez.