¿Recuerdas aquellos salvajes primeros días de Art Blocks? Cuando la velocidad lo era todo y los bots aún no habían arruinado la fiesta. ¿Mi estrategia? Puro caos. Múltiples ventanas de navegador por todas partes, billeteras cargadas en cada dispositivo que podía encontrar. Incluso arrastré a toda la familia a esto – cónyuge, hijos, vecinos – convertí la sala de estar en un verdadero centro de acuñación. La misión de todos: hacer clic más rápido de lo humanamente posible. La locura realmente valió la pena. Me fui con aproximadamente 100 Nimbuds esa noche. Esos fueron tiempos realmente divertidos, antes de que todo se convirtiera en una guerra algorítmica. Honestamente, extraño esa competencia cruda y manual.