Los datos económicos nos dan una respuesta clara. El crecimiento del PIB anualizado del tercer trimestre en Estados Unidos alcanzó el 4.5%, muy por encima de las expectativas del mercado, lo que respalda la postura actual de la Reserva Federal. Pero detrás de esto se esconde un problema más complicado: la inflación.
A principios de año, la inflación era del 2.3%, y ahora ha subido hasta el 2.9%. La estimación más reciente de la Reserva Federal de Cleveland es aún más exagerada, con una inflación anualizada que ya supera el 3%. No son cifras pequeñas.
Algunos abogan por una bajada drástica de las tasas para estimular la economía, pero los datos están aquí: el crecimiento económico no es malo, sino que la inflación está en aumento. Si realmente se presiona la tasa a corto plazo a niveles extremadamente bajos, el riesgo de sobrecalentamiento económico y pérdida de control de la inflación es inmediato. Las víctimas más directas son las personas con ingresos fijos y el mercado inmobiliario.
El mercado ya ha olfateado esta situación. Basta con mirar el oro y la plata para entenderlo: en un año, el oro ha subido un 65% y la plata un 85%, ambos acercándose a sus máximos históricos. Esto no es una especulación con dinero ocioso, sino una reacción real del mercado a las expectativas de inflación.
Un detalle clave que a menudo se confunde: la tasa de fondos federales y las tasas a largo plazo no son lo mismo. La tasa a corto plazo controlada por la Reserva Federal afecta principalmente el costo del préstamo, pero las tasas a largo plazo, como los bonos a 10 años, son una valoración del mercado de bonos. Por eso, a veces, la política de bajar tasas no tiene un efecto tan directo.
Lo que merece más atención es el cambio en mayo del próximo año. La actual presidenta terminará su mandato, ¿continuará la nueva elección manteniendo la independencia de la Reserva Federal o cederá a la presión política? La situación en 2026 realmente preocupa.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
14 me gusta
Recompensa
14
6
Republicar
Compartir
Comentar
0/400
ZkSnarker
· hace3h
ngl la Fed está atrapada en esa trampa clásica—el crecimiento del PIB del 4.5% se ve genial en papel, pero la inflación literalmente está comiéndose el almuerzo de todos en este momento. El oro subió un 65% en un año, no es un meme, eso es el miedo real del mercado hablando, la verdad.
Ver originalesResponder0
RooftopReserver
· hace3h
El oro y la plata han subido así, el próximo año cambiarán al presidente de la Reserva Federal, apuesto cinco dólares a que harán concesiones...
Ver originalesResponder0
0xDreamChaser
· hace3h
La inflación está en aumento, la tendencia alcista del oro y la plata no es cosa de dinero de ocio... Los datos económicos son buenos, pero la expectativa de una bajada de tipos es realmente demasiado ingenua
Ver originalesResponder0
LightningLady
· hace3h
¿De verdad? La subida del oro y la plata... Solo pregunto, ¿quién más no ha entrado todavía? La inflación quemando dinero no es ninguna broma
Ver originalesResponder0
GateUser-44a00d6c
· hace3h
El auge desenfrenado del oro y la plata indica que el mercado realmente está nervioso... Si la inflación no se controla, las monedas fiduciarias realmente se devaluarán.
Ver originalesResponder0
MEVEye
· hace3h
La inflación realmente está empezando a afectar, pasando del 2.3% directamente al 3%, el oro y la plata están despegando... La cartera de las personas comunes se está volviendo cada vez más delgada.
Los datos económicos nos dan una respuesta clara. El crecimiento del PIB anualizado del tercer trimestre en Estados Unidos alcanzó el 4.5%, muy por encima de las expectativas del mercado, lo que respalda la postura actual de la Reserva Federal. Pero detrás de esto se esconde un problema más complicado: la inflación.
A principios de año, la inflación era del 2.3%, y ahora ha subido hasta el 2.9%. La estimación más reciente de la Reserva Federal de Cleveland es aún más exagerada, con una inflación anualizada que ya supera el 3%. No son cifras pequeñas.
Algunos abogan por una bajada drástica de las tasas para estimular la economía, pero los datos están aquí: el crecimiento económico no es malo, sino que la inflación está en aumento. Si realmente se presiona la tasa a corto plazo a niveles extremadamente bajos, el riesgo de sobrecalentamiento económico y pérdida de control de la inflación es inmediato. Las víctimas más directas son las personas con ingresos fijos y el mercado inmobiliario.
El mercado ya ha olfateado esta situación. Basta con mirar el oro y la plata para entenderlo: en un año, el oro ha subido un 65% y la plata un 85%, ambos acercándose a sus máximos históricos. Esto no es una especulación con dinero ocioso, sino una reacción real del mercado a las expectativas de inflación.
Un detalle clave que a menudo se confunde: la tasa de fondos federales y las tasas a largo plazo no son lo mismo. La tasa a corto plazo controlada por la Reserva Federal afecta principalmente el costo del préstamo, pero las tasas a largo plazo, como los bonos a 10 años, son una valoración del mercado de bonos. Por eso, a veces, la política de bajar tasas no tiene un efecto tan directo.
Lo que merece más atención es el cambio en mayo del próximo año. La actual presidenta terminará su mandato, ¿continuará la nueva elección manteniendo la independencia de la Reserva Federal o cederá a la presión política? La situación en 2026 realmente preocupa.