Aviso—se está gestando una tormenta perfecta en el frente macroeconómico, y podría redefinir el comportamiento de los mercados en los próximos meses.

Primero, la escalada de la guerra comercial empieza a hacer más daño. Si los aranceles siguen subiendo, los consumidores estadounidenses eventualmente sentirán el impacto, lo que podría desencadenar una desaceleración económica más amplia y un reajuste de carteras en todas las clases de activos.

Luego está el elefante en la habitación: las valoraciones de los activos en general parecen sobrevaloradas. La burbuja podría estar más cerca de explotar de lo que la mayoría quiere admitir, especialmente si los vientos en contra económicos se aceleran.

A esto se suma la incertidumbre en torno a la próxima designación de la Reserva Federal. Quien sea elegido podría cambiar fundamentalmente la dirección de la política monetaria—y, francamente, ese es un comodín que nadie quiere en su cartera en este momento.

Pero aquí está la parte extraña: a pesar de todas estas señales de advertencia acumulándose, los indicadores actuales del mercado no están gritando modo pánico todavía. La vibra es de optimismo cauteloso, lo cual es interesante dado los riesgos fundamentales que giran en torno. Te hace preguntarte si solo estamos en la calma antes de la tormenta, o si los mercados están valorando las cosas mejor de lo que los titulares sugieren.