De la duda a la participación: los bancos adoptan colectivamente las stablecoins, con una capitalización de mercado que supera los 310 mil millones de dólares, alcanzando un récord histórico
La mercado de stablecoins está experimentando una transformación profunda: la capitalización total ha pasado de aproximadamente 200 mil millones de dólares en 18 meses a superar los 310 mil millones de dólares, marcando un hito histórico, con un crecimiento anual de usuarios activos superior al 50%. Una señal aún más significativa proviene del corazón de las finanzas tradicionales: nueve bancos europeos planean emitir stablecoins en conjunto, JPMorgan amplía su JPM Coin, y Société Générale lanza EURCV. Esta serie de movimientos intensos indica que los bancos ya no ven las stablecoins como herramientas marginales de especulación, sino como componentes estratégicos centrales para la infraestructura de pagos y liquidaciones de próxima generación.
Los dos principales motores que impulsan este cambio ya son evidentes: el establecimiento de marcos regulatorios globales (como MiCA en la UE y la ley GENIUS en EE. UU.) proporciona caminos claros para la conformidad, y los datos en cadena muestran que en 2025, el volumen de transacciones de pagos pequeños (por debajo de 1,000 dólares en una sola operación) alcanzó los 1.56 billones de dólares, demostrando que las stablecoins se han convertido en verdaderas “monedas funcionales”.
Cambio de actitud de 180 grados: de observadores a constructores en una estrategia de salto
En los últimos seis meses, el sector financiero global ha sido testigo de un cambio de actitud silencioso pero de gran alcance. El sistema bancario tradicional, que durante mucho tiempo mantuvo una postura conservadora o incluso crítica hacia las criptomonedas, ha comenzado a adoptar las stablecoins con una intensidad sin precedentes. Una alianza de nueve bancos europeos anunció planes para lanzar una stablecoin compartida en 2026; JPMorgan está expandiendo su moneda de liquidación interna JPM Coin para incluir pagos en euros; y Société Générale ha lanzado la stablecoin en euros EURCV, custodiada por The Bank of New York Mellon. Estos no son experimentos conceptuales, sino despliegues de nivel productivo con compromisos de capital y marcos regulatorios completos.
Detrás de esta entrada colectiva en el mercado, hay una realidad ineludible que los bancos reconocen en conjunto. Primero, la escala y la base de usuarios de las stablecoins son ya enormes. La capitalización total supera los 310 mil millones de dólares, con un volumen de transacciones en cadena anual que supera los 40 billones de dólares, y más de 200 millones de titulares independientes. Estos datos describen un sistema financiero paralelo de tamaño comparable al de un país mediano. Segundo, los bancos comprenden que, en lugar de resistirse pasivamente o bloquearse, es mejor participar activamente y definir las reglas y estándares de este mercado emergente. Al emitir o integrar stablecoins conformes, buscan recuperar el control en la cadena de valor de pagos y ofrecer servicios digitales transfronterizos modernos a sus clientes. Este cambio de “escepticismo y observación” a “participación y construcción” marca la transición de las stablecoins, que antes eran un experimento en círculos cripto nativos, a una agenda clave en la evolución de la infraestructura financiera global.
Comparativa de modelos y datos clave de stablecoins principales (hasta finales de 2025)
Tamaño total del mercado: Valor de mercado 3,1 billones de dólares, con un crecimiento superior al 50% en el año.
Liderazgo de mercado: Tether con una capitalización de 187 mil millones de dólares, USD Coin con 77 mil millones de dólares, dominando el mercado.
Modelo 1: Totalmente respaldada (como USDC)
Respaldo: Casi 100% en efectivo y bonos del Tesoro a corto plazo de EE. UU., en manos de custodios regulados.
Transparencia: Informes de auditoría de terceros publicados mensualmente.
Adopción institucional: Preferida para liquidaciones bancarias y corporativas, por su alta conformidad y transparencia.
Modelo 2: Respaldo mixto (como USDT)
Respaldo: Incluye efectivo, bonos, pagarés comerciales, e incluso Bitcoin y oro.
Transparencia: Informes de reserva trimestrales, con estructura más compleja.
Rol en mercado: Con ventaja de primera llegada, domina la liquidez y las parejas de comercio en cripto.
Modelo 3: Respaldo colateralizado en criptomonedas (como DAI)
Mecanismo: Generación mediante contratos inteligentes bloqueando colaterales en exceso (como Ethereum).
Ventajas: Descentralizado, sin dependencia de bancos.
Riesgos: Dependencia de la estabilidad del precio del colateral y la seguridad del contrato inteligente.
Modelo 4: Sintéticas / algorítmicas (como USDe)
Mecanismo: Mantienen el anclaje mediante derivados (como futuros), ofreciendo potenciales rendimientos.
Características: Alta eficiencia de capital, pero en mercados extremos pueden desanclarse temporalmente.
Posicionamiento: Más vistas como herramientas de generación de rendimiento que como infraestructura de pago.
Doble ruptura: cómo los marcos regulatorios y casos de uso reales abren la puerta a los bancos
El cambio dramático en la actitud bancaria no es casual, sino que responde a la caída de dos “muros” clave en el corto plazo. El primero es la incertidumbre regulatoria. Durante mucho tiempo, las stablecoins operaron en un limbo entre instrumentos de pago, valores y fondos del mercado monetario, lo que hacía que los bancos altamente regulados se mantuvieran al margen. Sin embargo, la UE con su Ley de Mercados de Criptoactivos (MiCA) y EE. UU. con la Ley GENIUS han cambiado radicalmente las reglas del juego. Estas regulaciones establecen requisitos claros para la emisión de stablecoins: reservas del 100% en activos líquidos de alta calidad (efectivo y bonos), auditorías periódicas por terceros, derechos de redención claros y controles estrictos contra el lavado de dinero. En resumen, las stablecoins se convierten en productos financieros familiarizados y gestionados por bancos, similares a fondos del mercado monetario regulados. Una vez que la regulación es clara, las barreras internas de los bancos se derriban rápidamente.
El segundo muro, aún más disruptivo, es la evolución fundamental de los casos de uso de las stablecoins. Durante mucho tiempo, se pensó que su principal función era como medio de intercambio y refugio en plataformas cripto. Sin embargo, los datos en cadena revelan una historia muy diferente: solo en 2025, las transacciones de USDT por montos inferiores a 1,000 dólares sumaron un total de 1.56 billones de dólares. Estas transacciones no son grandes transferencias institucionales, sino pagos minoristas, remesas transfronterizas y transferencias P2P en todo el mundo. Las stablecoins están convirtiéndose en “cuentas en dólares sintéticas” en regiones como África, el Sudeste Asiático y América Latina, donde cumplen funciones monetarias reales en áreas con servicios bancarios limitados o ineficientes.
Cuando los bancos ven que las stablecoins ya no son solo fichas de especuladores en plataformas, sino dinero real para pagar matrícula, enviar remesas o realizar pequeños pagos comerciales, su valor estratégico se revaloriza por completo. Representan un mercado de pagos digitales de gran escala, en rápido crecimiento y con márgenes atractivos. Los bancos comprenden que, si no participan en la construcción de esta infraestructura de pagos futura, probablemente quedarán excluidos de la próxima generación de redes financieras globales.
Más allá del trading: las stablecoins como infraestructura financiera con escenarios ilimitados
Con la entrada de bancos y otras instituciones tradicionales, el papel de las stablecoins evoluciona rápidamente desde un simple “medio de intercambio” hacia una infraestructura multifuncional que conecta las finanzas tradicionales con el ecosistema cripto y redefine las redes de pagos globales. La amplitud de sus aplicaciones ya supera las primeras expectativas.
El cambio más directo se da en pagos transfronterizos y remesas. En el sistema tradicional, un trabajador que envía dinero desde el Golfo hacia Asia puede pagar tarifas del 4% al 7% y esperar de 3 a 5 días laborables. Con USDT o USDC, el mismo proceso puede costar menos del 1% y el dinero llega en minutos. Esta eficiencia está obligando a las empresas tradicionales de remesas a replantear sus modelos de negocio. En países con alta inflación o control de capital, poseer stablecoins se ha convertido en una forma efectiva para que los residentes protejan su patrimonio y realicen transacciones internacionales, y en muchos mercados emergentes, el volumen de comercio en cripto ya está dominado por stablecoins.
A nivel institucional, su uso es aún más complejo y profundo. Se emplean como garantía en mercados de derivados, por su estabilidad y facilidad de transferencia en cadena. También sirven como activos de liquidación eficiente entre diferentes plataformas, resolviendo los problemas de costos y tiempos en liquidaciones transfronterizas tradicionales. Además, combinando stablecoins con bonos u otros activos de renta, se crean productos “productivos” de stablecoins con capacidad de generar intereses, atrayendo a departamentos financieros que buscan soluciones de gestión de efectivo. Así, las stablecoins se posicionan en la intersección de sistemas de pago, banca comercial y mercados de capital, logrando una circulación de valor global, sin que ningún producto financiero tradicional pueda replicar su flexibilidad y alcance.
La responsabilidad de los exchanges y el futuro de la industria: hacia una mayor transparencia y madurez
Frente a la entrada masiva de bancos y la transformación fundamental del rol de las stablecoins, los exchanges de criptomonedas, como principales intermediarios entre usuarios y activos, enfrentan una responsabilidad y decisiones estratégicas sin precedentes. La selección de qué stablecoins listar, en definitiva, determinará cuáles modelos podrán sobrevivir y crecer. La historia ya ha demostrado esto: cuando S&P rebajó la calificación de USDT por riesgos en las reservas en 2024, los exchanges reevaluaron su exposición; cuando TUSD se despegó en 2024 por problemas en reservas, fue rápidamente eliminado. La capacidad de gestión de riesgos de los exchanges está moldeando directamente la salud y la evolución del mercado.
No obstante, cumplir con esta responsabilidad no es sencillo. La estrategia inicial de listar todo tipo de stablecoins y dejar que los usuarios elijan, ya no es viable ni segura. La mayoría de los usuarios no tienen la capacidad de evaluar informes de auditoría o riesgos de contratos inteligentes. Por ello, los exchanges deben asumir un rol de “guardianes” y “educadores”. Esto implica establecer procesos internos rigurosos, priorizar stablecoins con alta transparencia, calidad de activos y cumplimiento regulatorio, y explicar claramente a los usuarios las diferencias, riesgos y casos de uso de modelos como USDC, USDT, DAI y USDe, ayudándolos a tomar decisiones informadas.
De cara al futuro, la industria de las stablecoins se encuentra en una encrucijada. Por un lado, seguir con la dependencia del corto plazo, priorizando liquidez y cuota de mercado, aceptando opacidad y riesgos. Por otro, adoptar los altos estándares, la transparencia y la regulación que los bancos y reguladores exigen, construyendo y manteniendo stablecoins como una infraestructura financiera seria. La elección de los bancos ya ha marcado la dirección. Para los exchanges y toda la industria cripto, optar por la segunda vía, aunque más desafiante, es la única que permitirá ganar confianza a largo plazo y lograr una adopción masiva. La madurez del sector no dependerá solo de avances tecnológicos o crecimiento en valor de mercado, sino de que todos los actores asuman con rigor y responsabilidad la tarea de tratar esta herramienta innovadora que está transformando la circulación global de fondos.
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De la duda a la participación: los bancos adoptan colectivamente las stablecoins, con una capitalización de mercado que supera los 310 mil millones de dólares, alcanzando un récord histórico
La mercado de stablecoins está experimentando una transformación profunda: la capitalización total ha pasado de aproximadamente 200 mil millones de dólares en 18 meses a superar los 310 mil millones de dólares, marcando un hito histórico, con un crecimiento anual de usuarios activos superior al 50%. Una señal aún más significativa proviene del corazón de las finanzas tradicionales: nueve bancos europeos planean emitir stablecoins en conjunto, JPMorgan amplía su JPM Coin, y Société Générale lanza EURCV. Esta serie de movimientos intensos indica que los bancos ya no ven las stablecoins como herramientas marginales de especulación, sino como componentes estratégicos centrales para la infraestructura de pagos y liquidaciones de próxima generación.
Los dos principales motores que impulsan este cambio ya son evidentes: el establecimiento de marcos regulatorios globales (como MiCA en la UE y la ley GENIUS en EE. UU.) proporciona caminos claros para la conformidad, y los datos en cadena muestran que en 2025, el volumen de transacciones de pagos pequeños (por debajo de 1,000 dólares en una sola operación) alcanzó los 1.56 billones de dólares, demostrando que las stablecoins se han convertido en verdaderas “monedas funcionales”.
Cambio de actitud de 180 grados: de observadores a constructores en una estrategia de salto
En los últimos seis meses, el sector financiero global ha sido testigo de un cambio de actitud silencioso pero de gran alcance. El sistema bancario tradicional, que durante mucho tiempo mantuvo una postura conservadora o incluso crítica hacia las criptomonedas, ha comenzado a adoptar las stablecoins con una intensidad sin precedentes. Una alianza de nueve bancos europeos anunció planes para lanzar una stablecoin compartida en 2026; JPMorgan está expandiendo su moneda de liquidación interna JPM Coin para incluir pagos en euros; y Société Générale ha lanzado la stablecoin en euros EURCV, custodiada por The Bank of New York Mellon. Estos no son experimentos conceptuales, sino despliegues de nivel productivo con compromisos de capital y marcos regulatorios completos.
Detrás de esta entrada colectiva en el mercado, hay una realidad ineludible que los bancos reconocen en conjunto. Primero, la escala y la base de usuarios de las stablecoins son ya enormes. La capitalización total supera los 310 mil millones de dólares, con un volumen de transacciones en cadena anual que supera los 40 billones de dólares, y más de 200 millones de titulares independientes. Estos datos describen un sistema financiero paralelo de tamaño comparable al de un país mediano. Segundo, los bancos comprenden que, en lugar de resistirse pasivamente o bloquearse, es mejor participar activamente y definir las reglas y estándares de este mercado emergente. Al emitir o integrar stablecoins conformes, buscan recuperar el control en la cadena de valor de pagos y ofrecer servicios digitales transfronterizos modernos a sus clientes. Este cambio de “escepticismo y observación” a “participación y construcción” marca la transición de las stablecoins, que antes eran un experimento en círculos cripto nativos, a una agenda clave en la evolución de la infraestructura financiera global.
Comparativa de modelos y datos clave de stablecoins principales (hasta finales de 2025)
Doble ruptura: cómo los marcos regulatorios y casos de uso reales abren la puerta a los bancos
El cambio dramático en la actitud bancaria no es casual, sino que responde a la caída de dos “muros” clave en el corto plazo. El primero es la incertidumbre regulatoria. Durante mucho tiempo, las stablecoins operaron en un limbo entre instrumentos de pago, valores y fondos del mercado monetario, lo que hacía que los bancos altamente regulados se mantuvieran al margen. Sin embargo, la UE con su Ley de Mercados de Criptoactivos (MiCA) y EE. UU. con la Ley GENIUS han cambiado radicalmente las reglas del juego. Estas regulaciones establecen requisitos claros para la emisión de stablecoins: reservas del 100% en activos líquidos de alta calidad (efectivo y bonos), auditorías periódicas por terceros, derechos de redención claros y controles estrictos contra el lavado de dinero. En resumen, las stablecoins se convierten en productos financieros familiarizados y gestionados por bancos, similares a fondos del mercado monetario regulados. Una vez que la regulación es clara, las barreras internas de los bancos se derriban rápidamente.
El segundo muro, aún más disruptivo, es la evolución fundamental de los casos de uso de las stablecoins. Durante mucho tiempo, se pensó que su principal función era como medio de intercambio y refugio en plataformas cripto. Sin embargo, los datos en cadena revelan una historia muy diferente: solo en 2025, las transacciones de USDT por montos inferiores a 1,000 dólares sumaron un total de 1.56 billones de dólares. Estas transacciones no son grandes transferencias institucionales, sino pagos minoristas, remesas transfronterizas y transferencias P2P en todo el mundo. Las stablecoins están convirtiéndose en “cuentas en dólares sintéticas” en regiones como África, el Sudeste Asiático y América Latina, donde cumplen funciones monetarias reales en áreas con servicios bancarios limitados o ineficientes.
Cuando los bancos ven que las stablecoins ya no son solo fichas de especuladores en plataformas, sino dinero real para pagar matrícula, enviar remesas o realizar pequeños pagos comerciales, su valor estratégico se revaloriza por completo. Representan un mercado de pagos digitales de gran escala, en rápido crecimiento y con márgenes atractivos. Los bancos comprenden que, si no participan en la construcción de esta infraestructura de pagos futura, probablemente quedarán excluidos de la próxima generación de redes financieras globales.
Más allá del trading: las stablecoins como infraestructura financiera con escenarios ilimitados
Con la entrada de bancos y otras instituciones tradicionales, el papel de las stablecoins evoluciona rápidamente desde un simple “medio de intercambio” hacia una infraestructura multifuncional que conecta las finanzas tradicionales con el ecosistema cripto y redefine las redes de pagos globales. La amplitud de sus aplicaciones ya supera las primeras expectativas.
El cambio más directo se da en pagos transfronterizos y remesas. En el sistema tradicional, un trabajador que envía dinero desde el Golfo hacia Asia puede pagar tarifas del 4% al 7% y esperar de 3 a 5 días laborables. Con USDT o USDC, el mismo proceso puede costar menos del 1% y el dinero llega en minutos. Esta eficiencia está obligando a las empresas tradicionales de remesas a replantear sus modelos de negocio. En países con alta inflación o control de capital, poseer stablecoins se ha convertido en una forma efectiva para que los residentes protejan su patrimonio y realicen transacciones internacionales, y en muchos mercados emergentes, el volumen de comercio en cripto ya está dominado por stablecoins.
A nivel institucional, su uso es aún más complejo y profundo. Se emplean como garantía en mercados de derivados, por su estabilidad y facilidad de transferencia en cadena. También sirven como activos de liquidación eficiente entre diferentes plataformas, resolviendo los problemas de costos y tiempos en liquidaciones transfronterizas tradicionales. Además, combinando stablecoins con bonos u otros activos de renta, se crean productos “productivos” de stablecoins con capacidad de generar intereses, atrayendo a departamentos financieros que buscan soluciones de gestión de efectivo. Así, las stablecoins se posicionan en la intersección de sistemas de pago, banca comercial y mercados de capital, logrando una circulación de valor global, sin que ningún producto financiero tradicional pueda replicar su flexibilidad y alcance.
La responsabilidad de los exchanges y el futuro de la industria: hacia una mayor transparencia y madurez
Frente a la entrada masiva de bancos y la transformación fundamental del rol de las stablecoins, los exchanges de criptomonedas, como principales intermediarios entre usuarios y activos, enfrentan una responsabilidad y decisiones estratégicas sin precedentes. La selección de qué stablecoins listar, en definitiva, determinará cuáles modelos podrán sobrevivir y crecer. La historia ya ha demostrado esto: cuando S&P rebajó la calificación de USDT por riesgos en las reservas en 2024, los exchanges reevaluaron su exposición; cuando TUSD se despegó en 2024 por problemas en reservas, fue rápidamente eliminado. La capacidad de gestión de riesgos de los exchanges está moldeando directamente la salud y la evolución del mercado.
No obstante, cumplir con esta responsabilidad no es sencillo. La estrategia inicial de listar todo tipo de stablecoins y dejar que los usuarios elijan, ya no es viable ni segura. La mayoría de los usuarios no tienen la capacidad de evaluar informes de auditoría o riesgos de contratos inteligentes. Por ello, los exchanges deben asumir un rol de “guardianes” y “educadores”. Esto implica establecer procesos internos rigurosos, priorizar stablecoins con alta transparencia, calidad de activos y cumplimiento regulatorio, y explicar claramente a los usuarios las diferencias, riesgos y casos de uso de modelos como USDC, USDT, DAI y USDe, ayudándolos a tomar decisiones informadas.
De cara al futuro, la industria de las stablecoins se encuentra en una encrucijada. Por un lado, seguir con la dependencia del corto plazo, priorizando liquidez y cuota de mercado, aceptando opacidad y riesgos. Por otro, adoptar los altos estándares, la transparencia y la regulación que los bancos y reguladores exigen, construyendo y manteniendo stablecoins como una infraestructura financiera seria. La elección de los bancos ya ha marcado la dirección. Para los exchanges y toda la industria cripto, optar por la segunda vía, aunque más desafiante, es la única que permitirá ganar confianza a largo plazo y lograr una adopción masiva. La madurez del sector no dependerá solo de avances tecnológicos o crecimiento en valor de mercado, sino de que todos los actores asuman con rigor y responsabilidad la tarea de tratar esta herramienta innovadora que está transformando la circulación global de fondos.