Cuando el panorama global de las criptomonedas se divide de manera intensa entre “sustituto del dólar” y “oveja de la teta fiscal”, una potencia que ha mantenido una actitud ambigua en el ámbito cripto finalmente revela sus cartas.
El 24 de diciembre de 2025, el Banco Central de Rusia anunció oficialmente un marco regulatorio propuesto, con la intención de completar la legislación antes de julio de 2026, con el objetivo de legalizar y regular las transacciones de criptomonedas tanto para particulares como para instituciones. Esto marca un cambio en la postura de Rusia hacia las criptomonedas, pasando de una actitud de oscilación y restricciones a una “absorción institucionalizada” sistemática.
Sin embargo, esta política de varios años de gestación no es simplemente una adopción. Es más bien una construcción cuidadosamente diseñada, en medio de presiones geopolíticas, la realidad de la fuga de capitales y las demandas de soberanía financiera, formando un “jardín con muros”.
Una historia de evolución política de cinco años
La postura regulatoria de Rusia respecto a las criptomonedas ha recorrido un camino claro desde “prohibición estricta” hasta “apertura experimental” y, actualmente, “regulación integral”.
2020: Putin firma la “Ley de Activos Financieros Digitales (DFA)”, que otorga por primera vez un estatus legal a las criptomonedas, pero prohíbe su uso como medio de pago interno.
Principios de 2022: el Banco Central propuso una prohibición total de las criptomonedas y la minería, pero finalmente no fue adoptada, y la postura del gobierno empezó a inclinarse hacia “regulación en lugar de prohibición”.
2024: un punto de inflexión clave. En julio, la ley permite el uso de criptomonedas para pagos transfronterizos bajo un “sistema legal experimental”; en septiembre, la ley entra en vigor; en noviembre, la minería de criptomonedas se legaliza oficialmente.
2025: la política se profundiza. A principios de año, algunas regiones limitan la minería por problemas energéticos; en marzo, el Banco Central propone un marco experimental que permite a inversores calificados operar; en la segunda mitad del año, se avanza gradualmente en la implementación de un sistema de pagos transfronterizos con criptomonedas y se planea relajar las reglas para inversores calificados.
24 de diciembre de 2025 (hoy): el Banco Central publica un borrador final del concepto regulatorio, allanando el camino para la legislación completa en 2026, y estableciendo reglas completas para todo el ecosistema, desde minoristas hasta instituciones, desde transacciones hasta custodia.
Esta serie de acciones traza claramente una estrategia: pasar de un “uso instrumental” para facilitar el comercio transfronterizo a construir un “ecosistema controlado” que sirva a la estrategia nacional.
Instalando válvulas precisas para el flujo de capital
El nuevo borrador de regulación publicado hoy, en su núcleo, abre la puerta a la participación legal de los ciudadanos comunes, pero con mecanismos de control detallados:
Entrada de minoristas, pero con límites: los inversores no calificados (ciudadanos comunes) podrán comprar hasta 30,000 rublos (aproximadamente 3800 dólares) en criptomonedas por año en cada plataforma regulada, siempre que aprueben una prueba de conciencia de riesgo.
Canal profesional, totalmente abierto: los inversores calificados, tras una evaluación de conocimientos, podrán operar sin restricciones en volumen.
Prohibición de monedas de privacidad: las criptomonedas que priorizan la privacidad y ocultan datos de transacción (como Monero) seguirán prohibidas, para garantizar la trazabilidad regulatoria.
Permitir el retorno legal: la propuesta aclara por primera vez que los residentes rusos pueden usar cuentas en el extranjero para comprar criptomonedas en el extranjero, y luego transferirlas a plataformas nacionales autorizadas, siempre que cumplan con las obligaciones fiscales obligatorias. Esto contrasta con la postura previa del Banco Central de evitar la fuga de capitales a través de canales cripto.
Se interpreta como una estrategia pragmática de “gestión dual”: en lugar de permitir que el capital salga por canales grises totalmente incontrolables, es mejor establecer una ruta de retorno legal, monitoreable y gravable, integrando la economía sumergida en la luz del día.
Construcción de un ecosistema centrado en un “Sistema de Pagos Nacional”
El nuevo marco deja claro que las instituciones financieras con licencia en Rusia —incluyendo bolsas, corredores y gestoras de activos— podrán ofrecer servicios de criptomonedas. Esto significa que el ecosistema de comercio cripto en Rusia probablemente será dominado por gigantes tradicionales como Sberbank (Banco de Ahorros de la Federación Rusa), VTB, y posiblemente apoyado en plataformas de intercambio basadas en el “Sistema de Pagos Nacional” que ya se está promoviendo desde 2024.
Asimismo, el marco allana el camino para regular proveedores de custodia y monederos digitales, con el objetivo de crear un ciclo completo y regulado desde la transacción, la custodia y la liquidación. Además, la propuesta apoya un uso más amplio de los activos financieros digitales (DFA) nacionales, permitiendo su circulación en redes públicas internacionales y la participación de inversores extranjeros.
Esto deja claro que la estrategia de Rusia no es simplemente introducir activos cripto externos, sino activar y exportar su infraestructura digital propia, con la visión final de crear una alternativa a la red SWIFT, fuera del control occidental.
Estrategia financiera en medio de la geopolítica
A pesar del giro político, el Banco Central ruso sigue advirtiendo con severidad en su comunicado: “Estos activos no son emitidos ni garantizados por ninguna jurisdicción, y enfrentan mayor volatilidad y riesgos de sanciones… Los inversores deben entender que asumen el riesgo de pérdidas potenciales.”
La mención a “riesgo de sanciones” revela la motivación más profunda de la política cripto de Rusia. En un contexto de sanciones financieras occidentales cada vez más estrictas y la exclusión del sistema de pagos internacional, las criptomonedas pasan de ser una “amenaza” a una posible “herramienta de ruptura”. La nueva regulación puede interpretarse como un intento del Estado de reincorporar estas actividades financieras fuera del sistema, y convertirlo en un recurso financiero controlado y alineado con la estrategia nacional.
Las declaraciones del primer vicepresidente del Banco Central, Vladimir Chistukhin, también confirman esto: “La flexibilización de las reglas de circulación de activos digitales, especialmente en un contexto de restricciones en pagos en el extranjero, ofrece más oportunidades de inversión en criptoactivos para empresas y particulares.”
El “Camino ruso” en un escenario de fragmentación regulatoria global
El giro de Rusia representa una pieza clave en la transición global de un panorama de regulación cripto caótico a uno más ordenado y local. No es comparable con la “exportación de reglas” de la UE con MiCA, que busca unificar el mercado, ni con la “expansión ecológica” de EE. UU. que intenta liderar a nivel mundial, ni con la ambición de Abu Dabi de crear una “capa de liquidación compatible y regulada” a nivel global.
Rusia ha optado por una vía que combina defensa y avance: en el ámbito interno, construye muros y canaliza los flujos, defendiendo la soberanía del rublo; en el internacional, busca que las criptomonedas sean una herramienta para sortear bloqueos financieros y mantener su línea de comercio. Su objetivo final puede ser, quizás, explorar junto a países BRICS una infraestructura financiera alternativa a la dolarización.
Con la entrada en vigor de las nuevas regulaciones en 2026, un mercado con 1.4 mil millones de habitantes, con una economía tradicional fuerte y abundantes recursos energéticos, abrirá de manera limitada la puerta al mundo cripto regulado. Esto no solo será un cambio importante en el mercado financiero ruso, sino que también tendrá un impacto estratégico en la geopolítica de Eurasia y del mundo.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
Momento de "descongelación" de las criptomonedas en Rusia: el banco central anuncia nuevas regulaciones, y en 2026 se inaugurará un "jardín con muro"
null
Cuando el panorama global de las criptomonedas se divide de manera intensa entre “sustituto del dólar” y “oveja de la teta fiscal”, una potencia que ha mantenido una actitud ambigua en el ámbito cripto finalmente revela sus cartas.
El 24 de diciembre de 2025, el Banco Central de Rusia anunció oficialmente un marco regulatorio propuesto, con la intención de completar la legislación antes de julio de 2026, con el objetivo de legalizar y regular las transacciones de criptomonedas tanto para particulares como para instituciones. Esto marca un cambio en la postura de Rusia hacia las criptomonedas, pasando de una actitud de oscilación y restricciones a una “absorción institucionalizada” sistemática.
Sin embargo, esta política de varios años de gestación no es simplemente una adopción. Es más bien una construcción cuidadosamente diseñada, en medio de presiones geopolíticas, la realidad de la fuga de capitales y las demandas de soberanía financiera, formando un “jardín con muros”.
Una historia de evolución política de cinco años
La postura regulatoria de Rusia respecto a las criptomonedas ha recorrido un camino claro desde “prohibición estricta” hasta “apertura experimental” y, actualmente, “regulación integral”.
2020: Putin firma la “Ley de Activos Financieros Digitales (DFA)”, que otorga por primera vez un estatus legal a las criptomonedas, pero prohíbe su uso como medio de pago interno.
Principios de 2022: el Banco Central propuso una prohibición total de las criptomonedas y la minería, pero finalmente no fue adoptada, y la postura del gobierno empezó a inclinarse hacia “regulación en lugar de prohibición”.
2024: un punto de inflexión clave. En julio, la ley permite el uso de criptomonedas para pagos transfronterizos bajo un “sistema legal experimental”; en septiembre, la ley entra en vigor; en noviembre, la minería de criptomonedas se legaliza oficialmente.
2025: la política se profundiza. A principios de año, algunas regiones limitan la minería por problemas energéticos; en marzo, el Banco Central propone un marco experimental que permite a inversores calificados operar; en la segunda mitad del año, se avanza gradualmente en la implementación de un sistema de pagos transfronterizos con criptomonedas y se planea relajar las reglas para inversores calificados.
24 de diciembre de 2025 (hoy): el Banco Central publica un borrador final del concepto regulatorio, allanando el camino para la legislación completa en 2026, y estableciendo reglas completas para todo el ecosistema, desde minoristas hasta instituciones, desde transacciones hasta custodia.
Esta serie de acciones traza claramente una estrategia: pasar de un “uso instrumental” para facilitar el comercio transfronterizo a construir un “ecosistema controlado” que sirva a la estrategia nacional.
Instalando válvulas precisas para el flujo de capital
El nuevo borrador de regulación publicado hoy, en su núcleo, abre la puerta a la participación legal de los ciudadanos comunes, pero con mecanismos de control detallados:
Entrada de minoristas, pero con límites: los inversores no calificados (ciudadanos comunes) podrán comprar hasta 30,000 rublos (aproximadamente 3800 dólares) en criptomonedas por año en cada plataforma regulada, siempre que aprueben una prueba de conciencia de riesgo.
Canal profesional, totalmente abierto: los inversores calificados, tras una evaluación de conocimientos, podrán operar sin restricciones en volumen.
Prohibición de monedas de privacidad: las criptomonedas que priorizan la privacidad y ocultan datos de transacción (como Monero) seguirán prohibidas, para garantizar la trazabilidad regulatoria.
Permitir el retorno legal: la propuesta aclara por primera vez que los residentes rusos pueden usar cuentas en el extranjero para comprar criptomonedas en el extranjero, y luego transferirlas a plataformas nacionales autorizadas, siempre que cumplan con las obligaciones fiscales obligatorias. Esto contrasta con la postura previa del Banco Central de evitar la fuga de capitales a través de canales cripto.
Se interpreta como una estrategia pragmática de “gestión dual”: en lugar de permitir que el capital salga por canales grises totalmente incontrolables, es mejor establecer una ruta de retorno legal, monitoreable y gravable, integrando la economía sumergida en la luz del día.
Construcción de un ecosistema centrado en un “Sistema de Pagos Nacional”
El nuevo marco deja claro que las instituciones financieras con licencia en Rusia —incluyendo bolsas, corredores y gestoras de activos— podrán ofrecer servicios de criptomonedas. Esto significa que el ecosistema de comercio cripto en Rusia probablemente será dominado por gigantes tradicionales como Sberbank (Banco de Ahorros de la Federación Rusa), VTB, y posiblemente apoyado en plataformas de intercambio basadas en el “Sistema de Pagos Nacional” que ya se está promoviendo desde 2024.
Asimismo, el marco allana el camino para regular proveedores de custodia y monederos digitales, con el objetivo de crear un ciclo completo y regulado desde la transacción, la custodia y la liquidación. Además, la propuesta apoya un uso más amplio de los activos financieros digitales (DFA) nacionales, permitiendo su circulación en redes públicas internacionales y la participación de inversores extranjeros.
Esto deja claro que la estrategia de Rusia no es simplemente introducir activos cripto externos, sino activar y exportar su infraestructura digital propia, con la visión final de crear una alternativa a la red SWIFT, fuera del control occidental.
Estrategia financiera en medio de la geopolítica
A pesar del giro político, el Banco Central ruso sigue advirtiendo con severidad en su comunicado: “Estos activos no son emitidos ni garantizados por ninguna jurisdicción, y enfrentan mayor volatilidad y riesgos de sanciones… Los inversores deben entender que asumen el riesgo de pérdidas potenciales.”
La mención a “riesgo de sanciones” revela la motivación más profunda de la política cripto de Rusia. En un contexto de sanciones financieras occidentales cada vez más estrictas y la exclusión del sistema de pagos internacional, las criptomonedas pasan de ser una “amenaza” a una posible “herramienta de ruptura”. La nueva regulación puede interpretarse como un intento del Estado de reincorporar estas actividades financieras fuera del sistema, y convertirlo en un recurso financiero controlado y alineado con la estrategia nacional.
Las declaraciones del primer vicepresidente del Banco Central, Vladimir Chistukhin, también confirman esto: “La flexibilización de las reglas de circulación de activos digitales, especialmente en un contexto de restricciones en pagos en el extranjero, ofrece más oportunidades de inversión en criptoactivos para empresas y particulares.”
El “Camino ruso” en un escenario de fragmentación regulatoria global
El giro de Rusia representa una pieza clave en la transición global de un panorama de regulación cripto caótico a uno más ordenado y local. No es comparable con la “exportación de reglas” de la UE con MiCA, que busca unificar el mercado, ni con la “expansión ecológica” de EE. UU. que intenta liderar a nivel mundial, ni con la ambición de Abu Dabi de crear una “capa de liquidación compatible y regulada” a nivel global.
Rusia ha optado por una vía que combina defensa y avance: en el ámbito interno, construye muros y canaliza los flujos, defendiendo la soberanía del rublo; en el internacional, busca que las criptomonedas sean una herramienta para sortear bloqueos financieros y mantener su línea de comercio. Su objetivo final puede ser, quizás, explorar junto a países BRICS una infraestructura financiera alternativa a la dolarización.
Con la entrada en vigor de las nuevas regulaciones en 2026, un mercado con 1.4 mil millones de habitantes, con una economía tradicional fuerte y abundantes recursos energéticos, abrirá de manera limitada la puerta al mundo cripto regulado. Esto no solo será un cambio importante en el mercado financiero ruso, sino que también tendrá un impacto estratégico en la geopolítica de Eurasia y del mundo.