Mira lo incómodo que es ahora el panorama de las criptomonedas.

En pocas palabras, BTC y las principales monedas del mercado, después de relacionarse con las acciones y el oro, solo han recibido golpes, sin haber obtenido ningún beneficio. Cuando las acciones suben, ellas también suben; cuando las acciones bajan, también sufren. Cuando el oro cae, Bitcoin también cae—esto no es un refugio, sino más bien un "objeto de entierro".

¿Recuerdas lo fuerte que se promocionaba Bitcoin antes? Se decía que era el activo de refugio definitivo, el oro digital. ¿Y ahora? Esa narrativa ya está en quiebra. Esos indicadores de correlación que antes se proclamaban, uno tras otro, han dejado de funcionar. Lo más doloroso es que incluso la relación con el oro se ha invertido por completo—antes estaban relacionados, ahora esa relación ni siquiera existe.

¿Dónde está el problema? En las tasas de interés. Nadie discute seriamente el último indicador de correlación que aún no ha fallado por completo: la interacción entre las tasas de interés y el mercado de criptomonedas. Ahí es donde realmente cambian las reglas del juego.

Mi juicio es que habrá un movimiento en sentido contrario, pero ¿cuándo exactamente? Probablemente en algún momento de 2026 o 2027. Por supuesto, no descarto un escenario aún más pesimista—si esta reversión no ocurre como se espera, entonces hay que estar mentalmente preparado para que BTC vuelva a cero. El mercado de criptomonedas nunca ha estado exento de eventos cisne negro.